En Euskalherria, hace 58 años, se abrió un paréntesis... y aún hoy no sé si me arrojaron o simplemente nací. Eran tiempos de oscuridad. Luché por crecer cuanto me dejaron. En la desesperada búsqueda de la verdad, descubrí que mis raíces crecen en toda tierra, que un solo mar son los mares y que todas las sendas llevan al corazón humano. Me gusta jugar con letras y con tiempos, que es la mágica manera de sacar de la chistera del azar, flores, conejos y palomas, con los que cruzar los espejos de los sueños.
¡Denme caminos de polvo en días de viento que mis ojos estás secos!
ResponderEliminar¡Dejenme subir
a una locomotora
con carbonilla!
Más no lloremos,
no tengo aquí pañuelos.
Iosu,Un abrazo.
Y en caminos de piedra?
ResponderEliminarSí llorar, torrenteras, no lágrimas subterraneas, y otra vez, salir preparado, con coraza contra las inclemencias de la vida.
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